Hacía casi 20 años que no le veía, los mismos 20 años que lleva trabajando en la misma Universidad, en el mismo departamento. Si es la Universidad de Santiago o la de Granada, el departamento de Óptica o el de Medieval poco importa, lo destacado en este caso, al margen de las connotaciones personales que ese encuentro tuvo para mi, fue su categórica afirmación: "El sistema ha fracasado" -me dijo. Y añadió "el nivel de nuestros universitarios es cada vez peor. Sólo te voy a poner un ejemplo. Llevo 10 años, 10 largos años poniendo el mismo examen a mis alumnos. Hace un década, suspendían el 30%, hoy aprueban el 3%. Es el mismo examen y hoy en día no es sólo que lleguen menos preparados y estudien menos, o no sepan hacerlo....es que ni siquiera tienen la picardía de mirar exámenes de años anteriores por si cae esa breva."
No tardé un segundo en replicar, cargué sin piedad contra nuestra clase política, responsable de 7 o 13 reformas educativas (que todo depende de como las contemos) en España en nuestros casi 35 años de Democracia. Cómo es posible que la educación no sea un política de Estado, consensuada entre todos, una política que se vaya construyendo poco a poco sin demoliciones. Cómo puede ser que cada 4 u 8 años unos se dediquen a deshacer lo que otros han hecho antes. Ellos son los que están cogiendo a nuestros jóvenes, a nuestros hijos como rehenes. Qué enorme irresponsabilidad la de nuestra clase política. Sobre sus espaldas -sentencié- recae el bajo nivel formativo, la quietud y la falta de expectativas de unos jóvenes que se dan de bruces con un NO cuando lanzados al mercado laboral intentan buscar trabajo.
Alguien vino entonces e interrumpió nuestra conversación pero no calmó la inquietud que su categórica afirmación había generado en mi. Nuestros políticos, pienso ahora horas después, son responsables, claro que lo son, del fracaso escolar y del bajo rendimiento de universidades, institutos y colegios pero no son sólo ellos. Padres y profesores tenemos, tienen gran culpa de lo que está pasando.
Estoy cansada de leer informes como el estudio anual Educación para Todos de la Unesco o el informe Pisa. España siempre está en cabeza, en cabeza claro, del ranking de fracaso escolar de la UE por ejemplo, con 30 de cada 100 niños que lo dejan, no siguen estudiando, no inician la educación secundaria. ¿Por qué? ¿Qué está pasanda?
Pues pasan muchas cosas, entre otras que los valores del esfuerzo y de la responsabilidad no nacen de forma innata. A los más pequeños hay que enseñárselos y eso es algo que no es solo tarea del cole. Los padres hemos relajado los niveles de exigencia y les damos a nuestros hijos las cosas antes siquiera de que las necesiten, peor aún, antes siquiera de que las deseen. Por exceso de amor, o amor mal entendido, por comodidad, por desconocimiento o por lo que sea, pero nos estamos equivocando. Jugamos con ellos a la Wii, le compramos móviles y les llevamos al cine pero no estamos, no nos comprometemos con sus rutinas de estudio. Sólo un pequeño pero significativo dato. Las estadísticas dicen que los padres fineses sacan tiempo los fines de semana para, entre otras cosas, ir a la biblioteca con sus hijos, esas mismas estadísticas ponen de manifiesto que el 70% de los padres de Madrid prefieren pasar el tiempo libre sábados y domingos en centros comerciales...
Los profesores también deben cargar con su parte de cruz. Tienen en sus manos el futuro de un país y no pueden anquilosarse y seguir dando la materia como hace 20 años. No pueden escudarse en leyes o normativas. En sus manos está la motivación del estudiante, el despertarle el deseo de saber, el exigirle. Hay, claro que sí, que utilizar las nuevas tecnologías pero no olvidar las de antes, las de siempre, las de toda la vida....la calidez no está reñida con la exigencia, la complicidad con la constancia. Y el suyo, no debería olvidarse, no es un trabajo de 8 a 3 como muchos quieren hacernos creer.
Pongámonos pues padres y profesores a trabajar juntos para después poder decir a nuestros políticos que de nada vale aumentar la carga lectiva si lo que estamos explicando no se entiende, si no les estamos dando las claves de las herramientas de su futuro, si no les ayuda a interpretar la realidad, si les coartamos su creatividad, esa creatividad que tanto necesita el mercado laboral de hoy. De nada vale hacer exámenes cada mes, o cada semana o cada día si no saben hablar y expresarse, si no leen, si no saben hablar en público. El mundo, su mundo, el de los que vienen detrás ha cambiado, volviendo a métodos del pasado, poco podremos avanzar.
Papás, profes, políticos....Papropos.....hagamos algo que los perdemos.
No tardé un segundo en replicar, cargué sin piedad contra nuestra clase política, responsable de 7 o 13 reformas educativas (que todo depende de como las contemos) en España en nuestros casi 35 años de Democracia. Cómo es posible que la educación no sea un política de Estado, consensuada entre todos, una política que se vaya construyendo poco a poco sin demoliciones. Cómo puede ser que cada 4 u 8 años unos se dediquen a deshacer lo que otros han hecho antes. Ellos son los que están cogiendo a nuestros jóvenes, a nuestros hijos como rehenes. Qué enorme irresponsabilidad la de nuestra clase política. Sobre sus espaldas -sentencié- recae el bajo nivel formativo, la quietud y la falta de expectativas de unos jóvenes que se dan de bruces con un NO cuando lanzados al mercado laboral intentan buscar trabajo.
Alguien vino entonces e interrumpió nuestra conversación pero no calmó la inquietud que su categórica afirmación había generado en mi. Nuestros políticos, pienso ahora horas después, son responsables, claro que lo son, del fracaso escolar y del bajo rendimiento de universidades, institutos y colegios pero no son sólo ellos. Padres y profesores tenemos, tienen gran culpa de lo que está pasando.
Estoy cansada de leer informes como el estudio anual Educación para Todos de la Unesco o el informe Pisa. España siempre está en cabeza, en cabeza claro, del ranking de fracaso escolar de la UE por ejemplo, con 30 de cada 100 niños que lo dejan, no siguen estudiando, no inician la educación secundaria. ¿Por qué? ¿Qué está pasanda?
Pues pasan muchas cosas, entre otras que los valores del esfuerzo y de la responsabilidad no nacen de forma innata. A los más pequeños hay que enseñárselos y eso es algo que no es solo tarea del cole. Los padres hemos relajado los niveles de exigencia y les damos a nuestros hijos las cosas antes siquiera de que las necesiten, peor aún, antes siquiera de que las deseen. Por exceso de amor, o amor mal entendido, por comodidad, por desconocimiento o por lo que sea, pero nos estamos equivocando. Jugamos con ellos a la Wii, le compramos móviles y les llevamos al cine pero no estamos, no nos comprometemos con sus rutinas de estudio. Sólo un pequeño pero significativo dato. Las estadísticas dicen que los padres fineses sacan tiempo los fines de semana para, entre otras cosas, ir a la biblioteca con sus hijos, esas mismas estadísticas ponen de manifiesto que el 70% de los padres de Madrid prefieren pasar el tiempo libre sábados y domingos en centros comerciales...
Los profesores también deben cargar con su parte de cruz. Tienen en sus manos el futuro de un país y no pueden anquilosarse y seguir dando la materia como hace 20 años. No pueden escudarse en leyes o normativas. En sus manos está la motivación del estudiante, el despertarle el deseo de saber, el exigirle. Hay, claro que sí, que utilizar las nuevas tecnologías pero no olvidar las de antes, las de siempre, las de toda la vida....la calidez no está reñida con la exigencia, la complicidad con la constancia. Y el suyo, no debería olvidarse, no es un trabajo de 8 a 3 como muchos quieren hacernos creer.
Pongámonos pues padres y profesores a trabajar juntos para después poder decir a nuestros políticos que de nada vale aumentar la carga lectiva si lo que estamos explicando no se entiende, si no les estamos dando las claves de las herramientas de su futuro, si no les ayuda a interpretar la realidad, si les coartamos su creatividad, esa creatividad que tanto necesita el mercado laboral de hoy. De nada vale hacer exámenes cada mes, o cada semana o cada día si no saben hablar y expresarse, si no leen, si no saben hablar en público. El mundo, su mundo, el de los que vienen detrás ha cambiado, volviendo a métodos del pasado, poco podremos avanzar.
Papás, profes, políticos....Papropos.....hagamos algo que los perdemos.