La política del "todo vale" y del "poderoso es Don Dinero", ha llevado a algunos de los principales responsables de los medios de comunicación a empujar a sus periodistas no hacia la verificación y el contraste de sus fuentes sino hacia la perversión de las mismas. Hasta tal punto hemos llegado que, en el corazón de Europa se ha instalado una forma de hacer periodismo que lejos de entrar en profundidad en los hechos, aboga y defiende el escándalo y el sensacionalismo como noticia. Es perverso, el amarillismo se queda corto frente a quien tergiversa la noticia, a quien la manipula o se salta todas las normas éticas para conseguirla.
Cuando la perversión y la información se cogen de la mano como compañeras de viaje malo ... muy malo es el destino, pese a que los fuegos artificiales del trayecto hagan ganar mucho dinero a unos, y nos mantengan entretenidos, que no informados a otros.
Eso es lo que ha pasando con Murdoch, con su emporio mediático y, atención, con todos y cada uno de los lectores de The Sun, News of the World y The Wall Street Journal; con todos y cada uno de los telespectadores de Fox News. Porque tan responsables son los que se nutren de prácticas periodistas fraudulentas como los que las consumimos, como los que nos quedamos atontados delante del televisor con ellas o los que pagamos euros o libras por las páginas de los periódicos que se llenan... con ellas.
Hay, pese a todo, consuelo, porque se abrirán procesos de investigación. Y si se investiga un fraude es que el sistema funciona y ha ... lugar para la esperanza
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